EL GRITO PICTÓRICO DE TRIANA 

La obra de Carlos Triana refleja el encanto y el saber disfrutar de una naturaleza pródiga, a través de su capacidad de pintor de imágenes escuetas, nítidas y precisas, no retóricas. Su secreto ante tanto paisaje no es es el realismo del entorno natural sino la selección de un determinado paisaje sugestivo, ahí se nota su especial sensibilidad para ver y plasmar un paisaje encantador. Sus paisajes no son arquetipos o atemporales, sino símbolos del encuentro íntimo entre el conocimiento geográfico y la tenacidad en el fluir libre de expresión pictórica paisajista. Se impone de modo inmediato un cruce de espácios y memorias de sus viajes y vivencias. En este cruce de sugerencias paisajistas plásticas, explora la capacidad del arte para invocar respuestas pictóricas específicas suyas introducibles. Este talento de libertad fundamental ante la propia creación le permite ahondar la labor del pintor-paisajista sin prejuicios.

La hondura de lo telúrico se arraiga en su compromiso con la libertad y su hábitat no urbano. Triana se dedica a pintar la diversidad del paisaje venezolano y canario, ya que lo siente profundamente. Es directo, todo lo dice con virtuosismo formal. Eso lo convierte en un representante lúcido de nuestra tierra. Triana no ha descubierto nuevas tierras y temas. Se trata que se adentra en el meollo mismo de nuestro paisaje, que aparece como parte inalienable de la tierra que habita. Lo externo se vuelve interno, su ojo fotográfico ha cedido al ojo que piensa y que siente. Su pintura traduce intensidad de sentimiento, rescata lo que pertenece al tiempo histórico para instalarlo en el presente de la eternidad. Su preocupación lo obliga a llegar a lo más hondo. 

Entre lienzos, pinceles, colores, sueños y añoranzas transcurre su obra. Triana es por excelencia, fundamentalmente un apasionado del paisaje figurativo. Dotado de una magnífica imaginación logra crear obras que trascienden la simple visualización para alcanzar una imagen sublime y onírica. En sus cuadros la imagen despega del lienzo, ofreciendo una singular topografía que atrae al espectador en forma seductora, con sus pinceladas recrea formas y texturas que, naturaleza. El arte encontró en los paisajes de Carlos Triana una dimensión estética vital que se perfecciona cada vez con la connotación demás. La exposición de su obra es un album que está lleno con imágenes de su preferencia no de carácter privado sino  páginas artísticas históricas de una naturaleza de un país: Venezuela. 

Su lienzo se ajusta a las representaciones pictóricas que impone su oficio. Es decir, su composición se muestra con una técnica depurada, matizada de observaciones y detalles, para entregarnos una obra claramente delineada artísticamente. Su obra nos permitealimentadas con sus propios signos de versatilidad, animan el mar, el camino, las selvas, la abundante vegetación y a la misma atmósfera de un cielo siempre benévolo.

En su dimensión más amplia su poder de conmover está presente en cada uno de sus cuadros, en los que el observador se encuentra involucrado sentimentalmente, pues simplmente su paisaje documenta la grandeza de la  reencontrarnos con la naturaleza. Entender  sus transformaciones producidas por los cambios ecológicos y climáticos sobre un territorio inmenso. Ensaya nuevas comprensiones para plasmar lo siempre presente de la belleza del paisaje y confirma los valores humanos y de identidad de una ecología que nos brinda un horizonte donde visualizar, cual nuevo Triana, lo que realmente somos.

Orlando Campos. 

Curador, Crítico de Arte, Escultor, Teólogo.